La cara oculta de las hipotecas fijas

La cara oculta de las hipotecas fijas

Es perfectamente posible contratar una hipoteca a un interés fijo del 2,50 %, que parece una opción inmejorable pero puede convertirse en un producto que acabe resultando caro a causa de algunas comisiones que las hipotecas variables no suelen tener.

El mercado hipotecario español ha sufrido una revolución en este 2015. No solo se ha reactivado la concesión de préstamos, sino que debido a la baja cotización del euríbor ha diversificado su oferta potenciando algunos productos como las hipotecas fijas, hasta ahora ignoradas. 

Así, en estos momentos, es perfectamente posible contratar una hipoteca a un interés fijo del 2,50 %, que parece una opción inmejorable pero puede convertirse en un producto que acabe resultando caro a causa de algunas comisiones que las hipotecas variables no suelen tener. 

Amortizar o subrogar una hipoteca fija puede salir muy caro

Tener la garantía de que el interés de nuestra hipoteca no subirá nunca y pagaremos la misma cuota desde el primer hasta el último día del préstamo es muy tentador, sobre todo ahora que los intereses de las hipotecas fijas son tan bajos. Sin embargo, al contratar una de estas hipotecas “sin euríbor” hemos de ir con cuidado con la comisión por riesgo de tipo de interés.

Esta comisión, que puede oscilar entre el 0,5 % y el 5 %, nos penalizará económicamente si queremos cancelar, amortizar o subrogar la hipoteca. Si realizamos alguno de estos pasos, el banco además de cobrarnos la comisión correspondiente (amortización, cancelación o subrogación) nos aplicará el pago de la comisión por riesgo de tipo de interés.

 Por ejemplo, si queremos subrogar una hipoteca con un capital pendiente de 100.000 €, con una comisión de subrogación del 0,5 % (durante los primeros 5 años) y una comisión de riesgo del 5 %, tendremos que abonar al banco 5.500 € para cambiar la hipoteca de banco.

Por otra parte, la gran mayoría de las hipotecas fijas cobran una comisión de apertura alrededor del 1 %, que los mismos bancos no aplican en sus hipotecas a tipo variable y que suponen alrededor de 1.000 euros más nada más firmar.  

El plazo, la clave para no equivocarnos con la hipoteca fija

A la hora de elegir una hipoteca a tipo fijo, además de las comisiones y antes que el interés, debemos tener muy claro el plazo en función de nuestras circunstancias. Aunque es muy complicado prever que sucederá en un periodo tan amplio, tenemos que esforzarnos y analizar nuestra situación laboral, económica y familiar, ya que si despejamos estas incógnitas encontraremos una respuesta.

El plazo es muy importante porque, aunque dispongamos de ahorros e ingresos estables, si contratamos una hipoteca fija por ejemplo a 30 años, y pretendemos amortizar anticipadamente para ahorrar intereses, nos encontraremos con la comisión de riesgo que encarecerá esta opción.

Si  la vivienda que vamos a adquirir se trata de una casa para toda la vida, o al menos para un vasto periodo de tiempo, una hipoteca a interés fijo con un plazo largo es una buena opción, ya que las cuotas serán más bajas, y al ser un interés fijo no nos exponemos a una subida de su valor.

Sin embargo, si por trabajo, o por motivos familiares, cabe la posibilidad de que tengamos que trasladarnos de ciudad, el plazo juega un plazo fundamental. Si estamos en esta situación nos interesa un plazo corto, 10 años por ejemplo, ya que si nos mudamos a otra ciudad y cancelamos la hipoteca tendremos que pagar la comisión por riesgo de tipo de interés. Además escoger una hipoteca fija a corto plazo requiere disponer de ingresos elevados y ahorros suficientes, ya que las cuotas serán más elevadas. 

En resumen, una hipoteca fija con un interés bajo es una opción que aporta seguridad, pero con un gran inconveniente: la comisión por riesgo de tipo de interés que reduce nuestra capacidad de modificar el préstamo debido a su alto coste.


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Categoría: Economía y Vivienda

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