El fin de la calefacción central

El fin de la calefacción central

A partir de 2017, cada vivienda deberá tener su propio contador o su propietario correrá el riesgo de tener que pagar una multa de hasta 10.000€.

Bruselas pone fin a la calefacción central. A partir de 2017, cada vivienda deberá tener su propio contador o su propietario correrá el riesgo de tener que pagar una multa de hasta 10.000€. 

La idea, aunque pueda sonar a nuevo, viene ya advirtiéndose desde 1997, cuando se estableció la obligación de la medición individual en todos los edificios nuevos construidos a partir de ese momento. 

Unos años después, en el 2012, la Directiva Europea de Eficiencia Energética aprobó una normativa por la que se obligaba a todos los edificios de pisos con una fuente central de calefacción o aire acondicionado a instalar dispositivos de medición de consumo individuales, poniendo como fecha límite el 31 de Diciembre del 2016. A partir del 2017, cada vecino pagará por la energía que consume, y no por su coeficiente de participación. Cabe resaltar sin embargo que, aunque es previsible que se haga en breve, todavía está pendiente de aprobación. Fue en Febrero de 2014 cuando España se elaboró el borrador de un Real Decreto que recogía las exigencias europeas, pero aún no ha sido aprobado.

La razón principal es el derroche de energía. Es común escuchar las quejas en las juntas de vecinos, ya que en muchas ocasiones algunas viviendas no reciben suficiente energía como para calentar el piso mientras otros vecinos derrochan calefacción dejando los radiadores encendidos cuando no están en casa.  Pagar “a escote” tiene sus beneficios, pero también muchos inconvenientes. 

En principio la medida pretende que seamos más responsables y pagar así sólo por lo que consumimos. Pero, dadas las circunstancias de crisis y recesión económica del país, ¿beneficia esto a los ciudadanos o incrementará los niveles de pobreza energética que vivimos en España?  

Un estudio publicado por la Universidad de Alcalá de Henares en el que los datos concluían que la medición individual de calefacción implicaría una reducción de 224 euros de ahorro por familia española media y la disminución de un total de 2,4 millones de toneladas de CO2 al año.

Aunque queda poco más de un año para cumplir con la normativa del Parlamento Europeo, algunas empresas ya se han lanzado al acecho de las comunidades para ofrecer sus contadores y calorímetros individuales.

Existe sin embargo todavía mucha confusión al respecto. ¿Es obligatorio hacer el cambio de inmediato, incluso si vivimos en Canarias?¿Cómo vamos a costearlo, qué sistemas hay para la medición? ¿Habrá ayudas?

Es obligatorio que los  1,7 millones de hogares españoles con calefacción central cumplan con esta normativa, o se enfrentan a sanciones de hasta 10.000€, con la excepción de los edificios en los que no compense desde el punto de vista económico por estar situados en zonas relativamente cálidas, generalmente de Canarias y el sur de la península.

¿Cómo cumplir la normativa? Según la OCU: “La forma más sencilla de cumplir la normativa es poner un contador a cada vecino, pero esto sólo es técnicamente posible en las calefacciones dispuestas en anillo (el 40% del total), y en España hay más de un millón de viviendas cuyas instalaciones más antiguas que están distribuidas en columna, con los radiadores de los distintos pisos unidos entre sí de arriba a abajo. 

Estos sistemas requieren la instalación de un aparato de medición en cada radiador y de una unidad que centraliza las lecturas. Sea cual sea el sistema empleado, se debe acompañar de algún dispositivo que permita a los usuarios regular la temperatura de forma individual, para hacerse responsables de su consumo. 

Las instalaciones en anillo se regulan con un único termostato y una válvula a la entrada de la vivienda. Si la instalación es en columna, hay que regular cada radiador por separado con una válvula termostática en su entrada. Estas válvulas pueden ser mecánicas o electrónicas e incluso estar dotadas con control remoto. Dependiendo de cuál de estas tecnologías se utilicen, su precio oscila entre 15 y 40 euros”.

¿Y cuanto nos costará? La instalación de estos aparatos tiene un coste elevado. La OCU ha hecho un estudio por el que se llega a las siguiente conclusiones: “La instalación de los repartidores de costes (o el calorímetro) y las válvulas termostáticas junto con la derrama por adaptar las instalaciones comunes, supone un desembolso de entre 700 y 1.100 euros por vivienda. Este gasto equivale a un año de calefacción para un piso antiguo en una zona bastante fría.

La única buena noticia es que, si todo se hace bien y si los hábitos de uso mejoran, con este cambio se puede ahorrar entre un 20% y un 30% de la energía que antes se consumía. La inversión, en principio, quedaría así amortizada en unos 5 años.

Informan en dicho estudio también desde la OCU de la normativa referente a la adaptación de las instalaciones, que deberá ser aprobada por tres quintas partes de los propietarios de la comunidad, que deberán también decidir qué sistema van a utilizar y qué empresa deberá adecuar el edificio. Es importante recordar que existen ayudas en algunas comunidades, y que posiblemente en los próximos meses se aprobarán algunas más. Te recomendamos que te informes y que acudas a tu administrador para que tramite la solicitud en caso de que así sea. 

¿Crees que esta medida tendrá un efecto positivo o negativo sobre el consumo? ¿Es necesaria su aprobación o debería ser pospuesta a la espera de que llegue un mejor momento económico? Son muchas las dudas que despierta esta medida. 


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Categoría: Actualidad y Noticias

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